Tecnologías de la satisfacción pulsional.

Tecnologías de la satisfacción pulsional.

La depresión y la ansiedad parecen ser los malestares predominantes en esta época, pero si se han impuesto así es en gran parte porque han sido fomentados por una determinada estructura discursiva. Es decir, que estos padecimientos son el resultado de un estilo de vida propio de las posibilidades que nos ofrece el sistema en el que vivimos. Este sistema está conformado por instituciones económicas, políticas, culturales, de salud, e incluso espirituales, que les imponen a los individuos que las habitan ciertas posibilidades de desarrollo.

La depresión y la ansiedad, son producto de lo que de la experiencia humana no encuentra lugar en los discursos de estas instituciones. Miles de personas alrededor del mundo no encuentran un lugar dentro de los discursos de estas instituciones, y si bien, se entiende que el ser humano necesita cierto grado de adaptabilidad, me pregunto si ¿la depresión y la ansiedad no son en gran parte propiciadas por una exigencia de sobre-adaptabilidad?

Me refiero a que conforme el mundo se vuelve un lugar más complejo, aparentemente más diverso, nuestras habilidades para adaptarnos y desarrollarnos en él requieren también de una mayor complejidad. Resulta cada vez más desgastante para muchas personas mantenerse actualizado en las esferas económicas, políticas y sociales cuando se trata de establecer relaciones interpersonales, sobre todo en el plano romántico.

Las apps de citas, por ejemplo, han tenido un boom precisamente porque se ha formado la demanda de resolver el problema de conocer a alguien nuevo y enamorarse. Las aplicaciones que han tenido éxito en este campo han sido las que han podido resolver con éxito esta necesidad humana muy básica. Si de por si el ser humano nace con una serie de deficiencias biológicas ¿ahora necesitamos también un auxilio tecnológico para resolver los problemas de la reproducción?

Este es sólo un ejemplo, que pone de manifiesto la dificultad actual de muchas personas para resolver temas que antes no representaban un problema a resolver. Sin embargo, estas aparentes soluciones dejan al margen a un sector de la población que no responde a la manera como las aplicaciones determinan nuestras interacciones. Esas son las personas que no obtienen una fuente de descarga o de satisfacción para necesidades como esta.

De la misma manera como ocurre en el plano romántico, pasa con lo económico, con lo político e incluso lentamente ocurre con lo educativo y la salud.

Estamos en una lenta transición hacia una tecnologización de la satisfacción pulsional, que, si bien no es nueva, los últimos años, con las crisis sociales, de salud, económicas y políticas que el mundo ha atravesado, se ha acrecentado y el desarrollo de la IA sólo ha logrado acelerar esta transición.

Es imposible que nuestra mente, nuestro cuerpo y nuestras emociones se adapten a la velocidad a la que se transforma el mundo. De ahí que la depresión y la ansiedad coronen la lista de los diagnósticos en adultos. Algunos autores psicoanalíticos (Darian Leader) ha sugerido que la depresión puede ser otra forma de expresión de la histeria, en el sentido de una resistencia a la imposición de un discurso dominante. Creo que este bien podría ser el caso tanto de la proliferación de este malestar, como de su resistencia a los tratamientos.

Lo que no logro responderme es si ¿será posible sostener un estilo de vida alternativo, en el que no dependamos tanto de estar a la par de las demandas de las instituciones actuales?

Ojalá que no sea necesario que acabemos viviendo como ermitaños en una cabaña en medio de las montañas para sobrevivir conservando un poco de nuestra salud mental.